El término latigazo cervical se refiere a un movimiento repentino hacia adelante (aceleración) y hacia atrás (desaceleración) que resulta en una hiperextensión de la columna cervical. Este proceso puede lesionar los diversos tejidos blandos en la proximidad del cuello, lo que puede conducir a una amplia colección de síntomas que se incluyen en el término genérico trastornos asociados al latigazo cervical (WAD, por sus siglas en inglés). Si bien esta descripción puede parecer simplista, la condición es todo lo contrario, y puede ser un gran desafío para los proveedores de atención médica manejarla. De hecho, la investigación actual sugiere que entre el 20-50% de los pacientes con WAD continuarán experimentando algún grado de dolor y discapacidad que interfiera con su vida un año después de su lesión inicial. Veamos por qué el WAD puede ser un desafío y qué se puede hacer para producir el mejor resultado para el paciente.
Una dificultad con el WAD es que no existe una prueba objetiva que pueda diagnosticar la condición. En cambio, el diagnóstico se basa en gran medida en los signos y síntomas que presenta el paciente. Para complicar las cosas, muchos síntomas de WAD pueden ocurrir o superponerse con otras afecciones, incluida la lesión cerebral traumática leve. Esto puede complicarse aún más por la presencia de una condición previa al accidente que agrava los síntomas (como la osteoartritis) y/u otros factores biopsicosociales (como ansiedad preexistente, depresión, malas estrategias de afrontamiento, percepción de enfermedad/discapacidad, y más).
Adicionalmente, existen factores posteriores a la lesión que pueden prolongar los síntomas o aumentar el riesgo de cronicidad. Por ejemplo, un estudio del 2021 informó que cuando se usan collarines cervicales blandos en los departamentos de emergencia (DE) en los pacientes con lesiones agudas por latigazo cervical después de una colisión de vehículos motorizados, existe un mayor riesgo de retraso en la recuperación. El grupo de autores señaló que se necesita una colaboración más estrecha entre los médicos en los DE para minimizar el uso del collarín. La inactividad prolongada o la reducción del movimiento para evitar lesiones también pueden tener un efecto negativo en la recuperación.
Una vez que se hace un diagnóstico y se comprende mejor el caso del paciente, se puede comenzar el tratamiento. La investigación actual respalda un enfoque de tratamiento multimodal, que implica la aplicación de varias terapias al mismo tiempo para lograr el mejor resultado para el paciente. De acuerdo con una guía muy respetada publicada en el 2016, las terapias manuales (manipulación o movilización), el ejercicio de rango de movimiento en el hogar, y el ejercicio de fortalecimiento gradual supervisado deben considerarse para pacientes con WAD con dolor de cuello de aparición reciente (menos de tres meses). Para los pacientes con WAD con dolor de cuello que persiste durante tres meses o más, las pautas recomiendan la manipulación con terapia de los tejidos blandos, masajes en altas dosis, el ejercicio grupal supervisado, yoga supervisado, ejercicios de fortalecimiento supervisados y el ejercicio en el hogar, y una estructurada educación/consejos para el paciente, incluido el manejo del estrés.
La atención quiropráctica a menudo se recomienda como el primer enfoque de tratamiento para pacientes con WAD, y a menudo se le recomienda a los pacientes para que busquen atención lo antes posible.