Cuando los paramédicos sospechan una lesión en el cuello después de una colisión con un vehículo motorizado, utilizarán un collarín cervical para inmovilizar el cuello y transportarlo a la sala de emergencias para que se pueda realizar un examen más completo. Si bien un collarín cervical es esencial en estas situaciones para lograr el mejor resultado posible, existe otro tipo de collarín que se puede recetar a un paciente con una lesión por latigazo cervical después de un accidente automovilístico que puede impedir la recuperación: el collarín cervical blando.
El collarín cervical blando permite algo de movimiento mientras sostiene la cabeza y el cuello con la idea de aliviar los tejidos cervicales de un poco de tensión mientras cicatrizan. Un estudio publicado en el 2021 que incluyó a 2.162 pacientes que visitaron la sala de emergencias dentro de las 48 horas posteriores a una colisión con un vehículo motorizado encontró que el 85,4% recibió un collarín cervical blando. Los autores del estudio encontraron que los pacientes que recibieron el collarín cervical blando tenían casi cuatro veces (8,4% frente a 2,5%) más probabilidades de regresar a la sala de emergencias dentro de los siguientes tres meses. Los resultados sugieren que el uso de collarines cervicales blandos es un factor de riesgo para una nueva visita a la sala de emergencias, lo que implica que la recuperación se ve dramáticamente afectada, a pesar de que es una práctica común en este entorno.
En otro estudio del 2021, los científicos investigaron un enfoque diferente para tratar a los pacientes con trastornos asociados al latigazo cervical (WAD, por sus siglas en inglés) durante su visita inicial a la sala de emergencias. Entre un grupo de más de 5.200 pacientes con WAD, el equipo de investigación observó que la incorporación de la terapia de manipulación espinal, la forma principal de tratamiento proporcionada por los médicos quiroprácticos, no solo condujo a una reducción en el uso de collarín cervical blando, sino también a menos radiografías y tratamientos ortopédicos. Adicionalmente, este enfoque fue más eficaz para detectar casos de WAD de grado IV (fracturas).
Los hallazgos de estos estudios sugieren que después de una visita a la sala de emergencias por WAD, la inmovilización con collarines cervicales blandos puede dificultar la recuperación, mientras que un temprano tratamiento activo puede acelerar la recuperación. Esto se alinea con muchas pautas de tratamiento de WAD que disuaden de las prácticas que restringen el movimiento (como el uso del collarín cervical y el reposo prolongado en cama) y fomentan el tratamiento que promueve la actividad. Esto incluye la realización de actividades normales (siempre que no provoquen sensaciones dolorosas agudas) y terapias manuales (como manipulación y movilización espinal) que ayudan a restaurar el movimiento articular normal. También se puede alentar a los pacientes a realizar ejercicio para fortalecer los músculos profundos del cuello, que comúnmente se debilitan en los pacientes con WAD, y a adoptar una dieta antiinflamatoria para acelerar la recuperación.